miércoles, 18 de septiembre de 2013

Encuentro..

Una joven pareja ocupa una de las mesas, debajo de unos añejos jacarandáes, de una antigua confitería que ya es parte del mural urbano de la ciudad. Tantas historias se han tejido sobre sus mesas entre cafés y jugos de frutas, cervezas y gaseosas...¡tantas! como hilos entretejen sus cuidados manteles.
Y siempre uno de estos jacarandáes de frondoso follaje adornado de racimos celestes, es testigo obligado de la historia que le toca en su mesa cercana; a veces con hastío escucha a los humanos agradeciendo llevar en sus venas sólo savia ¡sabia!; siempre hasta el momento del "encuentro" donde hubiera querido seguirlos , ser parte de ellos...
Risas voces rumores y bullicios, llegan atenuados hacia ellos...
Él, cabellos dorados vistiendo de azul; la mujer :piel dorada vestida de blanco.
Primer encuentro. Gestos controlados, medidos, algo rígidos, acartonados, pero a través de éstos se percibe atracción mutua...
Él tiene la mirada clavada en ella.
Ella habla y habla, rehuyéndole los ojos....sabe que no la escucha. Y ella misma no sabe de lo que habla..
Imperceptiblemente y por azar, él le roza la mano y ése contacto los golpea como un rayo.
Una llamarada sube por los muslos y enciende los vientres.
Nada cambia en sus posturas. Sólo ella que ahora guerrera le clava la mirada....
El mozo sonriente se acerca con la bandeja , les ofrece bebidas. Ellos no lo ven .Tarareando se aleja, al no obtener respuesta.
La mujer levanta su vaso, despega sus carnosos labios y desde el otro lado de la mesa él , adivina la tibieza de su aliento, imagina su lengua descubriendo la de ella. La llamarada se convierte en lava de volcán que presiona por escapar...
Ella, corriendo el riesgo de ahogarse en los ojos celestes de él, lo mira desafiante , sintiendo burbujas en su cuerpo...¿o se ahoga de verdad?...
Nada demuestra la turbación de ellos todo continúa con decoro en silencio...
En cambio, ellos son aturdidos por una explosión de deseos ;una gran marejada en sus cuerpos.
Fuerzas primitivas , ancestrales se han desencadenado :tambores y jadeos de danzas, cuerpos brillantes desnudos .Imágenes que se confunden con el calor y olor del otro; las texturas de la piel...aún desconocidas. Caricias nuevas que inventarán sólo para ellos...
Ya no se miran , están cada vez más turbados , como si el deseo que crece , estuviera a la vista de todos.
Ella, ahora le mira las manos...prometen caricias.
Él le mira su escote, imaginando sus dedos delineando los senos, que la blanca tela dibuja...
Se miran a los ojos... miradas cruzadas que al pasar se besan...
Volcán y maremoto; lava y humedad; él y ella ... y la necesidad imperiosa de que aquella danza de deseos se prolongue hasta que cada poro de sus cuerpos y cada visión de sus almas alcance el límite de lo soportable...
Ella...él... y el deseo compartido de estar él uno en el otro...
Risas, voces, rumores y bullicios, continúan. Nada del exterior los perturba...
Sólo es testigo de éstos deseos desatados, el azulino y añejo Jacarandá que inclina celosamente sus ramas hacia ellos...

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